martes, 19 de abril de 2011

BIOGRAFIA DEL GRAN FILOSOFO: SOCRATES

Filósofo griego. Hijo de una comadrona, Faenarete, y de un escultor, Sofronisco, emparentado con Arístides el Justo.

Sócrates se casó, a una edad algo avanzada, con Xantipa, quien le dio dos hijas y un hijo. Cierta tradición ha perpetuado el tópico de la esposa despectiva ante la actividad del marido y propensa a comportarse de una manera brutal y soez.


En cuanto a su apariencia, siempre se describe a Sócrates como un hombre rechoncho, con un vientre prominente, ojos saltones y labios gruesos, del mismo modo que se le atribuye también un aspecto desaliñado. Sócrates se habría dedicado a deambular por las plazas y los mercados de Atenas, donde tomaba a las gentes del común (mercaderes, campesinos o artesanos) como interlocutores para someterlas a largos interrogatorios.

Este comportamiento correspondía, sin embargo, a la esencia de su sistema de enseñanza, la mayéutica, que él comparaba al arte que ejerció su madre: se trataba de llevar a un interlocutor a alumbrar la verdad, a descubrirla por sí mismo como alojada ya en su alma, por medio de un diálogo en el que el filósofo proponía una serie de preguntas y oponía sus reparos a las respuestas recibidas, de modo que al final fuera posible reconocer si las opiniones iniciales de su interlocutor eran una apariencia engañosa o un verdadero conocimiento.
La cuestión moral del conocimiento del bien estuvo en el centro de las enseñanzas de Sócrates, con lo que imprimió un giro fundamental en la historia de la filosofía griega, al prescindir de las preocupaciones cosmológicas de sus predecesores. El primer paso para alcanzar el conocimiento, y por ende la virtud (pues conocer el bien y practicarlo era, para Sócrates, una misma cosa), consistía en la aceptación de la propia ignorancia.
Sin embargo, en los Diálogos de Platón resulta difícil distinguir cuál es la parte que corresponde al Sócrates histórico y cuál pertenece ya a la filosofía de su discípulo. No dejó doctrina escrita, ni tampoco se ausentó de Atenas (salvo para servir como soldado), contra la costumbre de no pocos filósofos de la época, y en especial de los sofistas, pese a lo cual fue considerado en su tiempo como uno de ellos.


Con su conducta, Sócrates se granjeó enemigos que, en el contexto de inestabilidad en que se hallaba Atenas tras las guerras del Peloponeso, acabaron por considerar que su amistad era peligrosa para aristócratas como sus discípulos Alcibíades o Critias; oficialmente acusado de impiedad y de corromper a la juventud, fue condenado a beber cicuta después de que, en su defensa, hubiera demostrado la inconsistencia de los cargos que se le imputaban. Según relata Platón en la apología que dejó de su maestro, éste pudo haber eludido la condena, gracias a los amigos que aún conservaba, pero prefirió acatarla y morir, pues como ciudadano se sentía obligado a cumplir la ley de la ciudad, aunque en en algún caso, como el suyo, fuera injusta. Peor habría sido la ausencia de ley.

2 comentarios:

  1. Cristian,que trabajito te has dado hast busca mi blog, porque te he buscado con tu direccion y ya no existes. Bueno lindo tu blog, se nota que has trabajado bastante, felicitaciones. Aqui te mando la pregunta.

    El hombre dice Sartre, esta obligado a elegir. Puede elegir ser heroe o cobarde. Esa s la natualza del hombre estar obligado a elegir. ¿Es cierto que el hombre tiene este poder irrestricto de lección? Suete con tu respuesta, tu profesora Angelina.

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  2. ¿Es cierto que el hombre tiene este poder irrestricto de lección?
    Sí, nosotros somos quienes construimos nuestro ser, porque tomamos nuestras decisiones y nuestros actos, sean responsables o no, nos van a llevar al éxito o al fracaso. Y como podemos elegir, debemos ser conscientes al saber hacerlo, pero debemos ponernos límites al hacer uso de esa libertad que nos ha dado Dios para no causarnos daño, ni hacérselos a los demás. Por ello tenemos que ser perseverantes ya que todos los días de nuestra vida es un día más que vivir y asumir nuestros retos.
    Ahora sé que debo ser más seguro de mí mismo y atreverme a ser lo que quiero ser.

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